
Parecen ajenos al paisaje natural y cosmopolita de la ciudad. Son entes que pasan desapercibidas. ¿Invisibles tal vez? No, in-mirables quizás. No existen, no son más que ruido en la imagen. Molestan.
Una bolsa del Mc Donalds cae al suelo. Una manzana rueda hacia la calle. Nunca será recogida por el barrendero. No pasan ni 5 minutos, cuando un busca tesoros da con ella. Está de suerte. Otros tendrán que hurgar en la basura. Tal vez, sea hora de que todos hurguemos en nuestra basura. En aquello a lo que negamos la existencia. Aquello que nos molesta. Nos avergüenza. Y preguntarnos quién ha caído más bajo. Quién tiene miedo. Quién debería avergonzarse. Quién vive rodeado de basura.
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