31.7.11

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  - Dependienta con Ruso.

¿Quién dijo que las buscar trabajo no podía ser divertido?

15.7.11

Frases robadas nº23


Que uses el transporte público dicen...

Ayer mientras viajábamos en autobus, la rampa de salida de pasajeros se colapsó. Y claro, está feo viajar con la puerta abierta y la rampa de minusválidos sacada., cual asesino lateral. Así que el pobre conductor, se ´puso manos a la obra, para arreglarlo. Cuando llevábamos ya media hora parados, el hombre desesperado llamó al servicio técnico busil (es decir de autobuses), y le recomendaron apagar el motor. Vamos un control-alt-suprimir de toda la vida. Y entonces...

- "Es que cuando apago el motor me suena... la bocina".

Y dicho y hecho.La bocina sonó tres veces. Si es que da una seguridad viajar así....

4.7.11

Caminando...


Hoy como cada dos o tres plenilunios, me he dispuesto a hacer deporte. Enfundada en la ropa para tal actividad que compre allá por el 86, me dispongo a deportear. Es decir, a caminar ligeramente, es decir, a caminar rápido, no a hacerlo cual Jesús sobre las aguas. Todo parece normal, el sofoco al 3º paso, las agujetas a los 12 metros, vamos lo normal para una atleta de mi calibre. Y es entonces cuando descubro que algo ha cambiado. Y no me refiero al diámetro de mi cintura de abeja (porque de avispa no lo fue ni en la infancia). Se ha producido un hecho muy importante en nuestras calles, y nadie parece que se atreve a hablar de ello. Es toda una liberación, un acto de rebeldía. Cuyo Martín Luther King permanece en el anonimato. Sí, el destape, ha llegado a los hombres de la tercera edad. El último eslabón de la cadena (por suerte). Sí, señoras y señores, los hombres de la tercera edad caminan a pecho descubierto, y rodilla cubierta. (Por sus propios pechos). No se confundan, no se trata de una especie de chou chou alto y con pantalones, son adonises octogenarios, que no quieren tener marcas de moreno por si pillan a una chati en las playas de Benidorm, al son de “Pajaritos por aquí”.


No sé qué era lo peor, que los octogenarios me adelantaran, o que estuvieran más morenos que yo. Pero siempre me quedará el consuelo de que mis rodillas, sí mis rodillas ¡están más morenas!