28.5.09

Celebraciones

Dicen que los niños ven el mundo como si fuera siempre la primera vez. Por eso se siguen asombrando con la arena, los árboles… Pero con los años perdemos esta capacidad. Por si hay algún ser humano, capaz de estar tan aislado de no haberse enterado de las celebraciones de ayer, se lo recordamos. Sí, ayer el Barça ganó la Copa de Europa. La “orejona” la llaman. Ya puestos, la podrían haber diseñado con aspecto de Dumbo, porque los elefantes rosas ya habrán aparecido entre los aficionados más aficionados a la cebada.



Resulta que, no, no me gusta el futbol. Y a pesar de innumerables sesiones terapéuticas y psicológicas ofrecidas a cambio de una cerveza por individuos de extraña vestimenta, sigue sin gustarme. No obstante comprendo la alegría y la euforia, pero ¿qué pasa si el ganador de una copa es el equipo de Cricket? O peor aún, ¿el equipo nacional de damas? Sí, por que ellos también las ganan. Imagínense ver a 20 personas (madres exaltadas incluidas), gritando, bailando y paseando su estado de embriaguez por la ciudad, mientras celebran la victoria del equipo de pin pon en el campeonato del mundo. Si pudiéramos recuperar esa capacidad párale asombro de los niños, nos uniríamos al equipo de pin pon, al cántico imparable de: “Pin, Pon, el castefa campeón”. Es más, esta afición por celebrarlo se extendería a todos los campos de la cotidianidad, y se darían festejos curiosos, como el estreñido que celebra su aligeramiento a base de yogures pro-caca; la ama de casa que tras esperar 20 minutos, le llega su turno “ oe, oe , hoy salmón comeré”, etc. Quizás las cosas no cambiarían. El paro seguiría, la crisis también… Pero por lo menos, reírse no sería un milagro. Mientras...

“Que bote, que bote, la fila del INEM”

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