9.7.09

Hoy he visto a tu novia.

Tras una frase así comienza un diálogo lleno de mentiras y frases de ascensor.
Tu vas por la calle y te encuentras con un amigo o conocido (Los desconocidos pasan bastante del tema), y te dice “Ei, ¿qué tal? Hoy he visto a tu novia”. Y piensas, has deducido que era mi novia ¿Por qué iba conmigo de la mano? ¿Por qué nos besamos? o simplemente ¿por qué llevaba una camiseta que lo indicaba y una flecha gigante señalando a su cabeza, mientras una banda de samba lo cantaba por detrás? Lo que traducido al lenguaje de los signos es: Sonrisa falsa y un “ah…mmm…”. Entonces la tensa conversación llega a su clímax cuando él te dice: “Es guapa, eh”. Claro. No te va ha decir: “ostia que fea es la condenada, estuve todo el día sin poder comer. Unas arcadas… pero fea, fea lo que se dice fea profunda”.



Pero la cosa cambia, si la novia de la que hablamos es novio. Entonces sufre un pacto no escrito, que lo sitúa en un limbo sexual. Mejor dicho, en el grupo de los “asexuales, no tocar”. Se resumiría así: “He visto a tu novio. Es alto” o “uno rubio…”. Por alguna razón nadie se atreve a adjetivarlo, con lo comprensivas que son no las mujeres, sino las novias. Y es que no se puede opinar sobre las parejas ajenas. Son “putis” que se dice en arte, ángeles asexuados. Estos putis, se miden en otra escala de valores que va desde “es súper majo” a “pff… que quieres que te diga”. ¿Y qué pasa cuando dejan de ser novios? ¿Vuelven al mercado de tres bragas tres euros, macho ibérico semi-estrenado? Vamos que si se rompe la relación, pasarán al grupo del mundo animal, exactamente al del macho cabrío, y lo del sexo…que se lo pregunten a la profunda. Fea, profunda.

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